martes, 27 de abril de 2010

La Modernidad como historia de la locura cotidiana

La misma razón que nos ayudó a superar las condiciones que nos imponía la Naturaleza ha coadyuvado a que los seres humanos creemos "un mundo inhabitable". Y no se puede vivir en él porque lo único que nos ofrece son "escenarios de la locura". Ésa es la tesis que sostienen la psicóloga y psicoeducadora Inmaculada Jáuregui y el sociólogo y doctor en filosofía Pablo Méndez en Modernidad y delirio (Escalera, 2009). Un volumen que presentan en la Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria el próximo [pasado] 2 de mayo.

Aseguran que no se trata de ser Rappel, pero, a diferencia de otros, ellos han visto venir la crisis, no sólo la económica, en la que estamos sumergidos. El mérito, añaden: "no hemos tratado de negarlo". Tal vez, apunta Jáuregui, porque les ha "tocado" a ellos mismos, "es consecuencia de vernos envuetos en ese sistema y en esa locura". Una patología que la psicológa cree que no sólo afecta a los que llamamos "enfermos". En ocasiones, en muchas, matiza, "no sabes si los locos están dentro o fuera".

Para ambos se ha producido un engaño, el engaño de la razón. Hace tiempo que el sistema "está cambiando, pero ahora estamos en esa vorágina final y de ahí esa locura".

La fe en la ciencia y sus verdades "absolutas", en la nación y en el mercado han situado al ser humano moderno en un escenario de delirio "que se hace sentir en el malestar social". Ahora, con la crisis económica, se acaban, además, algunos de los "pilares de un edificio en ruinas". Méndez agurura el final de la "democratización de la burbuja en la que hemos vivido", es decir, "comprar una casa y sin meter la llave venderla por el doble".

¿Los más afectados? Las clases medias, afirman. A juicio de Jáuregui, se podría decir que se espera "la vuelta del Antiguo Régimen, de dos clases, porque la clase media de la Modernidad ha sido un error".

Ni Jáuregui ni Méndez pueden proponer "soluciones". Lo que sí están en condiciones de decir es que muchos optan por "bajarse" del mundo. Para la psicóloga, sin embargo, quizás lo mejor sea que "el edificio termine por caerse" porque, como Méndez y ella concluyen en su libro, parece que si no la única salida es la locura.

(Publicado en la edición papel de Canarias 7, el 25 de abril de 2010)

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